Posts Tagged ‘Pop’

Eclectic Warriors

21 marzo, 2013

Justo dos años después del gélido Angles, The Strokes, a la chita callando, graban Comedown Machine y lo regalan a una semana de su lanzamiento mundial.

Lo mejor que se puede decir de su nuevo disco es que no es peor que el anterior, noticia suficientemente buena en estos malos tiempos para las bandas de los dosmiles. Con Franz Ferdinand en el limbo, Arctic Monkeys haciendo música de viejos aburridos  y The Killers dando una brasa mormona de tres pares de cojones, el conjunto liderado por Julian Casablancas era la última esperanza. Y hace dos años casi se esfuman.

Comedown Machine devuelve el pulso a la banda (o sea, que están vivos), y lo más agradecido del disco es el sonido, otra vez grabado como si en lugar de micrófonos utilizasen vasos de yogur, pero sin el raca-raca ratonero de sus dos obras maestras iniciales.

Tap Out suena como Machu Picchu 2 mezclado con la melodía del Conga, conga de Gloria Estefan, así que los Strokes de hoy están instalados en un casposo disco pub durante la transición española y no parece que vayan a moverse.

All the time y One way trigger, los dos avances previos al lanzamiento, son dos caras de la misma moneda: el montoneo de antaño y la esquizofrenia retro en la que se han quedado a vivir. Sigo pensando que el famoso (y repudiado) single del falsete es una gozada.

Para demostrar que pueden seguir haciéndonos moderadamente felices se cascan un puente juguetón marca de la casa en Welcome to Japan, uno de los temas más significativos del disco. Ese universo discotequero y artificial es su nuevo hogar y se sienten cómodos en ese terreno.

Como toda noche de juerga tiene su bajona, 80’s Comedown Machine es su asimilación. Es uno de los temas que mejor encajan con la filosofía musical de los trabajos de Albert Hammond Jr en solitario y una balada bien bonita que justifica, por su esencia, ser el tema más largo del disco.

El único tema que me molesta del Comedown Machine es 50/50, curiosamente el tema con el que pretenden demostrar que todavía pueden enrabietarse y que termina siendo tan cansino y molesto como el Brick by brick de los Arctic Monkeys. Me creo más a los Strokes de Slow Animals, tema que hace justicia al título pero que tiene un estribillo eficaz y competetetetente.

Partners in Crime es un ejercicio de estilo de la banda de manual: aceleración, melodía y voz juguetona recuerdan, aunque menos que más, claro, a los tiempos de Last Night.

El tramo final del disco se queda casi sin fuerzas, con ese Chances que suena a película de Sofia Coppola y donde Casablancas intenta llegar a ese superfalsete que nunca llega, es un tema(zo) tranquilito donde pasan la prueba de sus nuevas intenciones: me convencen a la primera. Suena a vieja horterada con clase. Y me gusta.

Happy Ending no hace justicia al título, es otro tema de puro relleno sin demasiada gracia ni chispa, un genérico de los nuevos Strokes que lo mismo está aquí como podría haber rellenado Angles.

Call It Fate Call It Karma, sin llegar a ser tan bonica como I’ll try anything once, es música de ascensor de esas que clavan como nadie.

Comedown Machine  no va a cambiarnos la vida, pero se deja querer. Por lo menos a la segunda escucha. Y es el segundo disco seguido de los Strokes que aparece por mi cumpleaños.

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En vena

1 agosto, 2012

Segundo disco,  dos palabras malditas para todo el pop-rock de los últimos diez años, la era del hype. The Vaccines eran la enésima respuesta británica a The Strokes, los nuevos Arctic Monkeys, la reencarnación de The Libertines… al final, What did you expect from The Vaccines? era un disco normalito al que se le agradecía la escasa media hora de duración. Encadenaba temazos con otros temas que ansiaban serlo y se terminaba sin tener tiempo a crearse una opinión del disco. Eso sí, defendían el trabajo con un directo más que notable y acelerado.

Un año después, con la presión añadida de quien se sabe abanderado de la nueva ola -maldito NME- y con ganas de demostrar que son algo más que un hype, los ingleses presentan Come on age, un disco con tantas canciones como el anterior pero que parece durar mucho más a pesar de diferenciarse en solo cuatro minutos, y es que las canciones de menos de tres minutos de duración han pasado a la historia: si en su primer disco había hasta ocho temas de menos de tres minutos, ahora solo firman tres canciones con esa duración.

Lo que está claro es que el disco es mucho menos rabioso y más calmado que el debut, y que la banda parece alejarse de los himnos fáciles de berrear con una pinta de cerveza en la mano en favor de unas melodías más elaboradas y con mayor empaque. Algo que se apreciaba en el -desafortunado- primer single, No hope, tema que además abre el disco y que es una carta de presentación en toda regla con sus cuatro minutos de duración, casi el doble que cualquier single anterior de los ingleses.

Pero las dudas se esfuman en cuanto uno se mete en el segundo corte del disco, la brillante I always knew, con esas guitarras tan cercanas -y tan alejadas en su producción- al low-fi moderno actual. Sin duda, una de las mejores canciones de su carrera. Pero no la única: Teenage icon, el nuevo single, tiene los suficientes uuoohhs como para hacer bailar a sus primeros fans, al igual que Ghost town, otro tema directo al mentón pero con más oscuridad de la habitual, recordando por momentos a The Coral antes de perderse en el bosque de la mediocridad. All in vein reincide en el guitarreo de baja fidelidad y presenta una melodía dulce y melancólica, otro de los hits del disco. Y otro de los aciertos es Aftershave ocean, un tema que recuerda al power pop americano de los noventa, probablemente el disparo más certero del disco y la señal más clara de por dónde quieren tirar los chavales. Change of heart pt.2 es un tema que podría estar en su debut y luego ya están los temas más arriesgados, como Weirdo o el fantástico cierre con Lonely world, dos temas lentos y desiguales donde sale victorioso el último y donde recuerdan mucho a unos blur de entreguerras.

Gran trabajo de Ethan Johns –Ryan Adams, Kings of Leon, Rufus Wainwright– en la producción, arreglando lo justo y añadiendo matices al grupo.

En resumen, The Vaccines presentan un disco mucho más elaborado que su debut e igual de accesible, aunque un poco más exigente. Una sorpresa notable.

Cool Cumbayá

17 abril, 2012

Escribo estas líneas cuando apenas he escuchado el disco un par de veces, pero lo hago desde el sector hooligan del gallego, un tipo al que sigo desde que editaba mini lps con la Elephant Band.

Tras la Fábrica de chocolate, en el año 2000, Xoel López se convirtió en Deluxe y publicó cinco discos y un puñado de singles y Eps magníficos, creando himnos generacionales –Que no, I´ll see you in London– y colaborando aquí y allá con Lovely Luna, Pereza o tantos otros. Durante todo ese periodo nunca dejó de estar en el punto de mira, sobre todo cuando pasó del inglés eléctrico al castellano suavizado, pero siempre manteniendo la coherencia y una de las mejores voces de nuestro pop.

Con el irregular Reconstrucción Xoel puso rumbo a las Américas, instalándose en Argentina y reposando su nueva trabajo, el que más se ha hecho esperar de su carrera.

Atlántico sigue siendo Xoel, el hombre orquesta, el cantautor, pero los años en Argentina le han provocado una nueva transformación, probablemente la más complicada de su carrera. Canciones como Hombre de ninguna parte, Caballero, Joven poeta o Por el viejo barrio nos presentan a un músico que pertenece a otro continente, a otro mundo a mil jodidas millas de Malasaña, y no sé hasta qué punto vamos a entenderlo y aceptarlo. Y digo vamos porque yo, fan fatal, aquí estoy tratando de instalar esas melodías multicolor tan vitalistas y adornadas por coros juguetones en mi cabeza sin conseguirlo al instante, primera sorpresa del disco: no entra a la primera escucha.

Para su trabajo más personal y pausado ha dejado atrás seudónimos y dispositivos electrónicos, pero sigue jugando con las voces y ofrece en Tierra, uno de los más destacados temas del disco, la habitual serenidad acústica que tanto le caracteriza. Desafinado amor, Postal de Nueva York o el desenlace del tema que cierra el disco -porque la primera mitad es un tango- , El asaltante de estaciones, nos devuelven al Xoel de antes, al que, una vez asimilado el Atlántico, sospecho que no volveremos a ver. A pesar del susto inicial parece que las nuevas canciones de Xoel López van asentándose, así que ahora vamos a dejarlas reposar.

Unos chavales ordinarios

25 marzo, 2012

El pasado día 20 se publicaba No Gods, el debut de Sharks, una banda británica de pop con espíritu punk que pujará por ser la revelación del año.

No Gods es un trabajo fascinante, que recuerda lo que podría haber logrado The Gaslight Anthem de no tomarse tan en serio. Aquí hay pop puro, sin adornos que no puedan proporcionar cuatro veinteañeros amantes del punk británico clásico. Si bien su debut no recuerda tanto a The Clash -por ejemplo- como sí lo hacía su recopilatorio de singles The Joys of Living 2008-2010, el esperado hype queda justificado en la cara A del disco, donde se presentan con una autopista de hits que abarca desde el inicial ‘Til The Wonders Rise hasta Matthew’s Baby. Insisto, en esa primera oleada todo son temazos, todo es de un gusto exquisito y lo único que sorprende un poco puede ser la suavidad con la que entran esas canciones durante su primera escucha.

La cara B no supone un bajón, aunque debemos reconocer que los temas pasan de lo memorable a lo correcto, pero siempre manteniendo el buen gusto, algo muy de agradecer. Donde realmente se muestran valientes estos chicos es a la hora de elegir el repertorio, al no reutilizar ninguno de sus antiguos singles, algo que podría sorprender a los fans que esperaban un The Joys of Living o un Sweet Harness grabado en América, donde han tenido que irse para poder hacer el disco que ellos querían. De ahí que recuerden tanto a los recientes teloneros de Foo Fighters, aunque su alegría nos evoca al debut de The Ordinary Boys, algo que, curiosamente, era mucho más británico.

Prueba Arcane Effigies o Able Moving Hearts y ya no te los quitarás de encima en todo el mes. Prometido.