Ay, el cine de bajo presupuesto y/o casero español y los dolores de cabeza. Ahora que todo el mundo parece empeñado en rodar películas, también parece que todos, incluso los que apenas sobrepasan la mayoría de edad, son unos vejestorios italianos o franceses empeñados en reflejar la belleza a través de interminables planos artísticos que, en el fondo, no valen una puta mierda.
Por eso yo prefiero mantenerme al margen, sobre todo como espectador, y tirarme de cabeza a cosas hechas con pasión y conocimento de la causa, como pueda ser la última de Cavestany o la primera de Daniel Aguirre Lainez.
Además de producir, escribir y protagonizar la película, Aguirre se deja acompañar por Sergio Cortina, protagonista del desternillante y multipremiado cortometraje El ultimo onvre bibo y un robaescenas nato que proporciona la química necesaria entre dos colegas metidos en una operación que probablemente sobrepasa sus capacidades.
Con mucha guasa y mucho arte, Investigación Policial vive en un adosado de lujo entre el bajón de Jody Hill y el absurdo de Cavestany, una mezcla de referentes tan inesperada como jodidamente necesaria en nuestro cine, donde parece que los artífices del fenómeno lowcost olvidaron el sentido del humor en la escuela de cine.
Desde la secuencia inicial, que nos recuerda la importancia de un buen discurso sobre lo cotidiano (como ya pasara en la recordada secuencia inicial de Reservoir Dogs), y la sencillez de un proyecto de estas características (rodaje de casi un año y a lo guerrilla), la trama va añadiendo capas de trascendencia y pochez (salvando las distancias, algo parecido a lo que juega Edgar Wright en su última película) hasta anudarte las entrañas.
Afortunadamente, la historia es una comedia costumbrista-policial, un thriller de andar por casa y, sobre todo, una comedia hilarante que juega con el espectador hasta llegar a un multiclímax que se mete en el apreciado terreno del metalenguaje. Vamos, un no parar.
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